Cuando llega un cachorro a casa, una de las primeras preguntas que surge es dónde debe dormir. Es un aspecto crucial para su desarrollo, ya que un buen descanso contribuye a su crecimiento, salud y comportamiento. Además, establecer desde el principio un lugar adecuado para que duerma facilita la convivencia en el hogar y crea una rutina beneficiosa tanto para el perro como para su dueño.
Por norma general, los animales domésticos no actúan de manera reprochable en casa. Sí es cierto que tienden a actuar en función de sus necesidades, sin reparar en las consecuencias. Esa falta de razonamiento moral provoca que sucedan comportamientos no deseables.
Morder el mobiliario, escarbar, tratar de morder... no son actitudes inusuales para los perros. Y un correcto adiestramiento no suele ser suficiente para evitar estas conductas indeseadas. A menudo surgen por puro aburrimiento del animal. Por eso, es importante mantenerlo activo, ya sea a través de paseos frecuentes o con juegos en el hogar.
Los comportamientos que no debes permitir a tu perro
Hay numerosas conductas perrunas que requieren de tu atención: desde las múltiples llamadas de atención, hasta las mordeduras. Si cualquiera de estas situaciones se escapa a tu control, no esperes más y consulta a un especialista:
1.- Ladridos excesivos
El ladrido es la forma que tienen los perros de expresarse. Un ladrido ocasional no debe perturbarte, pero si lo hace con frecuencia, puede que le esté sucediendo algo. El ladrido más común es aquel que se emplea para indicar algo o, simplemente, llamar la atención del amo. También puede ser señal de que está pasando por un momento de ansiedad.
La única manera efectiva de controlar esta problemática es la constancia. Necesitarás mucha paciencia para educar a tu mascota en este sentido. Una de las técnicas más efectivas es ignorar sus gruñidos. Por ejemplo, si reclama su comida a base de ladridos, aléjate de su cuenco. Si colocas el alimento cuando se haya calmado, asociará silencio y tranquilidad a la comida.
2.- Muerde los muebles de casa
Un simple juego basado en mordisquear un elemento puede derivar en un problema de complicada solución. El dueño tiene que dejar claro cuál es la diferencia entre los juguetes y el resto de los objetos de la casa. Y hay que tener cuidado con las reprimendas cuando se les sorprende mordiendo algo que no deben, ya que tienden a repetir la misma acción.
Hay varios consejos que te ayudarán a mantener tu mobiliario a salvo: rotar a menudo los juguetes para que el animal no se aburra de ellos, llevar a cabo juegos interactivos dentro de casa y salir a hacer ejercicio físico con cierta regularidad. Es importante que al sorprenderle mordiendo un objeto que no queramos, le hagamos saber lo que está mal hecho pero al mismo tiempo hay que darle otra opción que sí pueda morder como alternativa. No podemos pretender que el perro NO muerda nada de lo que le rodea porque es un comportamiento que está en su naturaleza y también les ayuda en la etapa en la que cambian sus dientes de leche por los definitivos. Lo que tenemos que hacer es enseñarle qué cosas SÍ puede morder para que pueda seguir expresándose como lo que es, un perro.
3.- Hace sus necesidades en el hogar
Este es, sin duda, uno de los comportamientos más comunes que no puedes permitir a tu perro. Hay varias razones que explican esta actitud, por ejemplo, la ansiedad por separación o un aprendizaje inadecuado. En determinados casos puede suceder por razones de salud como enfermedades metabólicas (diabetes, cushing), infecciosas (cistitis, piómetras) o incluso neurológicas (incontinencia de esfínteres). Si tu perro ya aprendió a hacer sus necesidades fuera de casa y ha empezado a hacerlo de nuevo dentro sin motivo aparente, entonces consulta con tu veterinario, puede que necesite una revisión.
Una manera de impedir que esto ocurra es con una buena educación desde que es cachorro. Es preciso delimitar la zona de comida y descanso desde el primer momento. ¡Truco!: Aprovecha su primera visita al baño nada más despertarse para sacarlo fuera y premiarlo, es la única visita “programada” del día.
4.- Muestra conductas agresivas
Todos los perros, sin importar la raza, pueden volverse violentos. Aun así, aquellos que han sufrido abusos alguna vez, o han sido criados en entornos agresivos, son más propensos a actuar de esta manera.
Por otro lado, un intento de agresión puede tener detrás una enfermedad o un problema grave de salud que necesita ser revisado por un veterinario generalista y/o en ocasiones por un veterinario especialista en etología. Un adiestrador profesional también puede dar solución a estas actitudes violentas cuando no exista una causa orgánica.
5.- Excitabilidad desmesurada
Saltar encima de todas las personas que ve por la calle y tirar objetos mientras corre excitado son comportamientos habituales de algunos perros. Un modo de controlar esa efusividad es ignorar esas llamadas de atención hasta que el perro se muestre menos excitado y aumentar la actividad en los paseos para que descargue toda esa energía con juegos y ejercicios.
Por último, también puedes utilizar nutracéuticosErro! A referência da hiperligação não é válida. para ayudar a calmarlos como Zylkene, que además de ayudar a gestionar comportamientos, no tiene efectos sedantes ni cambia la personalidad de tu mascota.
Consejos y trucos
Tanto en otoño como en primavera, es común que la caída del pelo del perro, conocida como muda, se intensifique. En otoño, el pelaje más ligero es reemplazado por un pelaje más denso, preparando al animal para las temperaturas más bajas.
Una de las preguntas más frecuentes que se hacen los dueños de gatos es: "¿Mis gatos están peleando o jugando?"
La diferencia entre un juego y una situación agresiva puede ser sutil, pero hay señales importantes que ayudan a entender si tu gato solo se está divirtiendo o si es el momento de intervenir para evitar una pelea.
El otoño es una estación mágica que trae consigo una explosión de colores, el frescor en el aire y nuevas experiencias para disfrutar con tu perro.
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