Cuando llega un cachorro a casa, una de las primeras preguntas que surge es dónde debe dormir. Es un aspecto crucial para su desarrollo, ya que un buen descanso contribuye a su crecimiento, salud y comportamiento. Además, establecer desde el principio un lugar adecuado para que duerma facilita la convivencia en el hogar y crea una rutina beneficiosa tanto para el perro como para su dueño.
Si viajar con un gato se ha convertido en misión imposible quizás hoy encuentres algunas claves para dar la vuelta a este temido momento.
Por lo general, la mayor parte de los felinos no son amigos de los viajes. Así que tranquilo, no eres el único que sufre en momentos clave como mudanzas o vacaciones.
Por lo tanto, una de las primeras recomendaciones de las que deberías tomar nota es acostumbrarte a viajar con un gato desde que éste es cachorro. Y, de hecho, este consejo puedes aplicarlo a todos los animales que cuides desde que son cachorros.
Sin embargo, te habrás dado cuenta de que para un gato los cambios son muy duros. Les cuesta mucho aclimatarse a un sitio y tener que adaptarse a lugares nuevos. Y fruto de estas situaciones suelen surgir muchos casos de estrés.
Generar la costumbre de viajar en el gato
Por eso mismo cuanto antes lo hagas, más fácil te resultará viajar con un gato en situaciones posteriores. Prueba con estas prácticas:
1. Acostumbra a meter a tu gato en el transportín desde que es un cachorro. Cuanto más familiar le resulte y más se acostumbre a él menos miedo le tendrá.
2. Prueba con subirlo a tu coche y dar pequeños paseos de vez en cuando. No hay nada como habituarlo para que después no sufra.
3. Como recomendación, cuando empieces con estas prácticas puedes premiarlo cuando terminéis los paseos.
Tal y como apunta un estudio sobre comportamiento de los gatos elaborado por la Universidad de Ohio, un buen consejo para viajar con felinos, si es que no los tienes desde cachorros, es hacer pequeños recorridos con él en coche durante las semanas anteriores al viaje.
Consejos para viajar con un gato en coche
Por lo general viajar con un gato, sobre todo en coche, suele ser difícil porque el animal asume que va al veterinario. Por eso, si realizas estos pequeños trucos lograrás que asocie los paseos con algo bueno y tranquilo.
Para ello, lo mejor es convertir el viaje en una práctica de lo más cotidiana:
1. Si vas a viajar con un gato evita darle de comer al menos dos horas antes de irte. Si viajas con él y no tiene nada en el estómago evitarás que se le revuelva y que se maree durante el trayecto.
2. Habla suave y baja el volumen de la música. Además, es recomendable que las ventanillas estén subidas para que el gato no se asuste con los ruidos de la carretera.
3. ¿Cómo airear el coche? Utiliza el aire acondicionado.
4. Utiliza un transportín seguro y asegúrate de que no se mueve durante el trayecto. Es otra forma de evitar mareos.
5. No lo saques del transportín, aunque lo veas relajado. Ni tampoco cuando hagas una parada. Solo si tienes correa o un arnés es recomendable que lo saques para que haga sus necesidades. Pero jamás lo lleves suelto si no está acostumbrado a salir a la calle. Ni mucho menos en zonas donde hay muchos coches.
6. Si se trata de un viaje largo con varias paradas, procura darle comida si realmente sabes que no se marea.
7. Sedantes y feromonas. Si conoces bien a tu mascota y sabes que viajar con un gato para ti es algo complicado porque siempre se marea, lo mejor es que visites al veterinario. De esta manera podrá recomendarte algún sedante ligero para que se calme.
8. Muéstrale cariño y, por qué no, proporciónale un rato de diversión. No olvides que viajar con un gato es una práctica algo incómoda para el animal. Y, por lo tanto, no hay nada como hacerle ver que es algo de lo más normal y divertido. Como cualquier otra cosa. Préstale atención constantemente, premia su buen comportamiento y acarícialo todas las veces que quieras.
Consejos y trucos
Tanto en otoño como en primavera, es común que la caída del pelo del perro, conocida como muda, se intensifique. En otoño, el pelaje más ligero es reemplazado por un pelaje más denso, preparando al animal para las temperaturas más bajas.
Una de las preguntas más frecuentes que se hacen los dueños de gatos es: "¿Mis gatos están peleando o jugando?"
La diferencia entre un juego y una situación agresiva puede ser sutil, pero hay señales importantes que ayudan a entender si tu gato solo se está divirtiendo o si es el momento de intervenir para evitar una pelea.
El otoño es una estación mágica que trae consigo una explosión de colores, el frescor en el aire y nuevas experiencias para disfrutar con tu perro.