Siempre ha existido un mito muy extendido por el cual se dice que las mascotas se parecen a sus dueños. El parecido de mascotas y dueños no sólo se puede observar en la calle.
En la película Disney de 101 Dalmatas, al principio del largometraje se puede observar una escena en la que se hace referencia a este mito. El protagonista, un dalmata macho, está buscando pareja a su dueño y desde su ventana observa a varias mujeres paseando con su perro. Y donde el parecido con su mascota se exagera un poco. Pero… ¿Es cierto este mito?
Sí. Es cierto que las mascotas se parecen a sus dueños. ¿Por qué? Esto se debe a que la gente escoge mascotas que se parecen a ellas, ya sea de manera consciente o inconsciente.
Existen estudios donde personas ajenas son capaces de emparejar mediante fotos a las mascotas con su dueño por la similitud de ambas. Un ejemplo de ello es el estudio que llevó a cabo el psicólogo Michael Roy de la Universidad de California en San Diego.
Este psicólogo fue a distintos parques y fotografió a dueños y perros por separado. Tras esto preguntó a distintos voluntarios que los emparejara. ¿Cuales fueron los resultados?
Por un lado, estaba el aspecto. Por regla general, las mujeres que tenían el pelo largo eligen perros con orejas grandes. Y, en el caso de los hombres, los más corpulentos optan por perros más grandes.
Hay ocasiones en las que el parecido no es tan evidente. En el mismo estudio realizado por Roy se llegó a otra conclusión: La forma de los ojos también tenía mucho que ver con el parecido de las mascotas.
De ahí que en su estudio se optara por tapar los ojos tanto de los dueños como de los perros y a los voluntarios se les hacía mucho más difícil acertar.
Por último, también se dice que el parecido de las mascotas a sus dueños, en el caso de los perros, se remonta a cuando los humanos empezaron a domesticarlos. Poco a poco los humanos los fueron criando de manera que los perros comenzaban a adoptar ciertos parecidos de los humanos.
Pero el parecido de mascotas con humanos no se da debido al tiempo que pasan juntos. No se debe a que al pasar mucho tiempo con ellos acaben adoptando las costumbres de sus dueños. Los estudios corroboran que los animales tienen esa personalidad de manera innata.
Parece ser que el parecido de mascotas con sus dueños se produce por que los dueños eligen a un animal que se parezca a ellos. Esto lo hacen inconscientemente.
Como ves, aunque parezca que es el tiempo que pasan con la mascota lo que puede afectar en el parecido, no es así. Hay factores que van más allá.
Es un error común pensar que los perros solo necesitan salir a pasear para hacer sus necesidades y que, si disponemos de un jardín, ya están cubiertas todas. Sin embargo, esta visión limitada olvida aspectos cruciales del bienestar animal que solo se satisfacen fuera de los confines de nuestro hogar, por muy espacioso que sea nuestro jardín.
La inclusión de una mascota en el núcleo familiar es una decisión que va más allá de sumar un miembro más al hogar; es abrir la puerta a una experiencia enriquecedora y transformadora, especialmente para los más pequeños. Las mascotas no solo ofrecen compañía, sino que también se convierten en herramientas clave en el desarrollo socioemocional y cognitivo de los niños.
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