Cuando llega un cachorro a casa, una de las primeras preguntas que surge es dónde debe dormir. Es un aspecto crucial para su desarrollo, ya que un buen descanso contribuye a su crecimiento, salud y comportamiento. Además, establecer desde el principio un lugar adecuado para que duerma facilita la convivencia en el hogar y crea una rutina beneficiosa tanto para el perro como para su dueño.
El moquillo es una enfermedad canina bastante contagiosa y que suele afectar principalmente a los cachorros. Aunque gracias a la vacunación el número de casos ha disminuido drásticamente, aún se considera una enfermedad grave que puede llevar a la muerte del animal.
También conocida como distemper, es un virus que ataca al sistema digestivo y respiratorio de los perros. Y aunque se transmite fácilmente entre los canes, no puede contagiarse a los humanos.
Por ello, es importante estar al tanto de cuáles son sus síntomas. Si observas que tu perro muestra alguno o varios de ellos es imprescindible llevarlo al veterinario a la mayor brevedad. Dependiendo de los síntomas y la gravedad de cada caso, el profesional recetará el tratamiento más adecuado.
El moquillo se contagia por contacto directo
Este virus es muy contagioso y se transmite por contacto directo con la saliva, la orina y las heces de un perro infectado. Por ello, una de las primeras recomendaciones al adoptar un nuevo cachorro es evitar que se acerque a otros perros o sacarlo a la calle dejándolo en el suelo. Se pretende evitar que adquiera esta enfermedad hasta que pueda ser vacunado pasados los dos meses.
Aunque es la vía de contagio más habitual, el moquillo también puede transmitirse por el aire. Por ello, si el cachorro aún no está vacunado es mejor no dejar que se acerque a otros perros. Aunque la mayoría están vacunados hoy en día, por lo que los casos son poco habituales.
También presentan un mayor riesgo de contagio los perros ancianos. Esto se debe a que su sistema inmunológico es más débil. Un diagnóstico rápido y acceder al tratamiento adecuado es la mejor oportunidad de superar la enfermedad.
Cuáles son los síntomas del moquillo
El periodo de incubación tras el contagio suele ser de dos semanas. El moquillo no se manifiesta de manera inmediata, sino que van surgiendo una serie de síntomas en el perro que se van agravando con el paso de los días.
Aunque pueda no parecer grave en un primer momento, debes estar muy atento a la sintomatología del perro y llevarlo al veterinario para que le realicen las pruebas pertinentes. Los principales síntomas de la enfermedad son:
1.- Apatía en el perro
Puedes observar que tu perro se muestra poco activo y apático. Pasa mucho tiempo durmiendo y ya no quiere jugar como antes. Este uno de los primeros síntomas del moquillo.
Además, puede sufrir una pérdida drástica del apetito. Si lo ves triste y te das cuenta de que no quiere comer ni beber agua, debes llevarlo al veterinario cuanto antes. Puede que no sea moquillo, pero estas dos señales son inequívocas de que el perro está mal.
2.- Fiebre intermitente
Otro de los síntomas más habituales del moquillo es la fiebre. Pero lo que resulta más difícil de detectar es que esta puede no ser constante. Puede ser de diferente intensidad o gravedad. Pero también puede tener fiebre unos días y después desaparecer durante varios más antes de volver.
Por ello, en ocasiones puede ser difícil detectar que el perro está en un estado febril. Sin embargo, si notas que el perro no está bien y no le notas fiebre en algún momento, lo mejor es que le tomes la temperatura todos los días durante algún tiempo y si observas que tiene fiebre lo lleves al veterinario.
3.- Dificultad respiratoria
También puede presentar muchos mocos o legañas en los ojos. De la misma manera, puede presentar ruidos respiratorios, estornudos o tos persistente.
Otro de los signos de la enfermedad es la aparición de costras y descamaciones en la nariz y los ojos del animal. Y este, sin duda, es un síntoma claro de que ha contraído el moquillo.
4.- Problemas digestivos
Por último, uno de los síntomas más alarmantes para los dueños son los problemas digestivos asociados al moquillo. El perro puede sufrir de diarrea y vómitos, que incluso pueden ir acompañados con sangre. Lo que precipita la mayor parte de las consultas veterinarias.
Precisamente, es la mejor decisión, ya que esto de lo contrario puede acarrear una deshidratación y una pérdida de peso graves para el animal. Quedará mucho más debilitado y le será más difícil superar la enfermedad.
Estos síntomas pueden deberse a otras enfermedades, ya que son muy generales. Sin embargo, cualquier señal de que el perro está enfermo es vital una visita al veterinario para que puedan hacer un diagnóstico rápidamente.
Tratamiento contra el moquillo
Como la gran mayoría de virus, no existe un tratamiento específico para curarlo. Pueden tratarse los síntomas, pero no curar la enfermedad. Sin embargo, es esencial medicar al animal para intentar retrasar la propagación del moquillo. Esto le dará al perro tiempo para que el propio sistema inmunológico desarrolle los anticuerpos y elimine el virus.
Mientras tanto, es importante mantener al perro hidratado y proporcionarle un lugar de descanso tranquilo, evitando los ejercicios intensos o los paseos largos. El veterinario también puede recetarle algún suplemento para mejorar sus defensas.
Aunque el mejor tratamiento es siempre la prevención. Por ello, lo mejor que puedes hacer por tu compañero es ponerle la vacuna contra el moquillo. Reducirás los riesgos de contagio de la enfermedad y a tu perro le ahorrarás un mal trago.
Consejos y trucos
Tanto en otoño como en primavera, es común que la caída del pelo del perro, conocida como muda, se intensifique. En otoño, el pelaje más ligero es reemplazado por un pelaje más denso, preparando al animal para las temperaturas más bajas.
Una de las preguntas más frecuentes que se hacen los dueños de gatos es: "¿Mis gatos están peleando o jugando?"
La diferencia entre un juego y una situación agresiva puede ser sutil, pero hay señales importantes que ayudan a entender si tu gato solo se está divirtiendo o si es el momento de intervenir para evitar una pelea.
El otoño es una estación mágica que trae consigo una explosión de colores, el frescor en el aire y nuevas experiencias para disfrutar con tu perro.
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