Dado que los gatos son expertos en ocultar el dolor, es fundamental que los dueños estén atentos a los cambios sutiles en su comportamiento. Reconocer los síntomas a tiempo puede marcar la diferencia en el bienestar de tu felino.
Antes de la llegada de un bebé, o cuando los niños son mayores y los padres piensan en incorporar una mascota a la familia , muchos progenitores se preocupan por cómo reaccionarán unos y otros ante el nuevo miembro; preguntándose si la mascota podría lastimar al niño arañándolo o mordiéndolo, o si su mera presencia es capaz de causar alergias e infecciones.
Hace poco os hablábamos de las ventajas de que los niños convivan con perros desde su más temprana edad. Ahora es el turno de las ventajas que supone para los pequeños de la casa vivir con un gato desde que son pequeños.
Lo primero es ser consciente de las responsabilidades que conlleva tener un gato: controles con el veterinario, alimentación específica, limpieza y aseo regular, tiempo y afecto, etc. Sin embargo, si puedes cubrir sus necesidades, el gato te recompensará a ti y a tu familia muchas veces. De hecho, ¡tener un gato tiene muchos beneficios para los niños!
Ventajas para la salud física
Diversos estudios muestran que los niños que conviven con animales, y específicamente con gatos, fortalecen su sistema inmunológico. Y es que parte del desarrollo de sus defensas implica enfrentarse a las cosas que encontrarán en el mundo exterior; como polvo y pelos de gato. Si quieres evitar que se conviertan en adultos alérgicos, un gato puede ser de gran ayuda.
Además, los gatos calman nuestros nervios, los de todos, alivian el estrés y combaten la depresión gracias al placer de acariciarlos y escucharlos ronronear. ¡Tanto tus hijos como tú mismo os beneficiaréis de esto!
Ventajas emocionales
Los niños aprenden la responsabilidad de cuidar de un ser vivo que, como ellos, necesita comida, refugio y afecto. Tu hijo se sentirá importante sabiendo que el gato lo necesita; permitirle participar activamente en el cuidado de su mascota le ayudará a crecer y a comprender la importancia de proteger a los necesitados.
El niño también aprenderá a respetar el espacio de los demás, ya que los gatos a veces no quieren ser molestados. Se volverá más sensible y atento a las necesidades de los otros, incluyendo el aprendizaje de cuándo es mejor dejar a los demás en paz.
Consejos para criar a un niño con un gato
Lo primero será elegir entre comprar un gato con pedigrí o adoptarlo de una protectora de animales. Esta segunda opción tiene varias ventajas: la primera es que le estarás dando a tu hijo un mensaje de ayuda a quien lo necesita que le será muy útil toda su vida. Además, en la protectora te podrán aconsejar, en función de tus posibilidades y necesidades, cuál es el ejemplar de los muchos que cuidan que mejor se puede adaptar a la familia.
Antes de llevártelo a casa, debes enseñar a tu hijo que no debe molestar o tratar al felino como un juguete: tirar de la cola, por ejemplo, debe estar prohibido para evitar accidentes. Los gatos son seres vivos que merecen respeto, y asegurarse de que su hijo lo entiende es clave para una convivencia feliz.
Al establecer los límites de sus hijos también establecerá los de su gato, enseñándole a este dónde puede ir y dónde no. Para mantener la salud de su gato, tendrá que mantener sus espacios limpios, lavar sus utensilios con regularidad y llevarlo al veterinario. Compartir estas tareas con tu hijo le hará ser más responsable.
Consejos y trucos
Cuando llega un cachorro a casa, una de las primeras preguntas que surge es dónde debe dormir. Es un aspecto crucial para su desarrollo, ya que un buen descanso contribuye a su crecimiento, salud y comportamiento. Además, establecer desde el principio un lugar adecuado para que duerma facilita la convivencia en el hogar y crea una rutina beneficiosa tanto para el perro como para su dueño.
Tanto en otoño como en primavera, es común que la caída del pelo del perro, conocida como muda, se intensifique. En otoño, el pelaje más ligero es reemplazado por un pelaje más denso, preparando al animal para las temperaturas más bajas.
Una de las preguntas más frecuentes que se hacen los dueños de gatos es: "¿Mis gatos están peleando o jugando?"
La diferencia entre un juego y una situación agresiva puede ser sutil, pero hay señales importantes que ayudan a entender si tu gato solo se está divirtiendo o si es el momento de intervenir para evitar una pelea.
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Esta innovadora fórmula, científicamente demostrada por distintos estudios clínicos, contribuye a la salud de las articulaciones y a la flexibilidad de los gatos.
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