La inclusión de una mascota en el núcleo familiar es una decisión que va más allá de sumar un miembro más al hogar; es abrir la puerta a una experiencia enriquecedora y transformadora, especialmente para los más pequeños. Las mascotas no solo ofrecen compañía, sino que también se convierten en herramientas clave en el desarrollo socioemocional y cognitivo de los niños.