Antes de la llegada de un bebé, o cuando los niños son mayores y los padres piensan en incorporar una mascota a la familia , muchos progenitores se preocupan por cómo reaccionarán unos y otros ante el nuevo miembro; preguntándose si la mascota podría lastimar al niño arañándolo o mordiéndolo, o si su mera presencia es capaz de causar alergias e infecciones.