Cuando llega un cachorro a casa, una de las primeras preguntas que surge es dónde debe dormir. Es un aspecto crucial para su desarrollo, ya que un buen descanso contribuye a su crecimiento, salud y comportamiento. Además, establecer desde el principio un lugar adecuado para que duerma facilita la convivencia en el hogar y crea una rutina beneficiosa tanto para el perro como para su dueño.
Los gatos y las supersticiones son dos términos que caminan prácticamente de la mano. Posiblemente el gato sea uno de los animales con más supersticiones al respecto.
Los gatos y las supersticiones de mala fortuna
El ejemplo más significativo es el del gato negro. Gran parte de las personas creen, todavía hoy en día, que un gato negro puede traer mala suerte. Sobre todo si se trata de un gato negro en medio de la noche.
Algunos llegan, incluso, a no querer cruzar la calle porque el supuesto gato negro está al otro lado. Quizá por ello el gato negro se ha convertido en la estrella de los relatos de terror. Edgar Allan Poe hizo de Plutón, el nombre del gato, uno de los protagonistas indiscutibles de la literatura.
Precisamente la superstición del gato negro se originó en la Edad Media en Europa. En ese momento se relacionó al felino con las brujas y la hechicería. Dos de los grandes miedos de la sociedad del momento. De ahí el miedo irracional que causaban.
Otros animales como los sapos o los cuervos también se relacionaron con Satán y, por consecuencia, con la muerte. En algunas culturas todavía queda el poso de ese miedo y estos animales son símbolos funerarios.
Buena fortuna, riqueza y protección
Los gatos y las supersticiones también han tenido una relación más amable. En muchas culturas se relaciona al felino con la felicidad conyugal, con la victoria en la mar, o con beneficios económicos.
De hecho, el gato es uno de los animales más recurrentes en las culturas ancestrales como la egipcia, la romana o la china.
En el Egipto de los Faraones, el gato era uno de los seres más queridos. En gran medida por su papel contra las serpientes y los ratones. Y es que el gato se convirtió en un verdadero ídolo, adorado por ricos y pobres.
Como Cleopatra, el gato egipcio enamoró a los romanos. Estos llegaron a robar 6 parejas de gatos para criarlos en Europa. Así, el gato cogió fama por el territorio llegando a venderse entre romanos, galos y celtas.
Además, en Egipto, los funerales para gatos en aquella época eran funerales de estado. Las ceremonias que se llevaban a cabo sólo se podían comparar con las que se llevaban a cabo con Faraones.
Asimismo, la diosa egipcia Bastet, símbolo de belleza y fecundidad, tiene cabeza de gato. Curiosamente en India, la diosa Sati, también tiene apariencia felina.
Los budistas piensan que el gato aleja a los malos espíritus y admiran su capacidad de meditación. De ahí que la mayoría de templos budistas tengan su propio gato.
En oriente
Por último, en las culturas orientales se relaciona a los gatos con la buena fortuna. Símbolos femeninos que conquistaron los corazones de sus amos por su elegancia y sus dotes de cazador.
Actualmente, en las culturas japonesa y china se representa a los gatos como amuletos de buena suerte, imagen que ha dado la vuelta al mundo. El ‘Maneki-neko’, o gato de la fortuna, es una escultura muy popular en todos sitios. La superstición dice que el gato, sobre todo de la raza bobtail japonés, trae buena suerte y ahuyenta a los malos espíritus.
Desde la antigüedad los gatos y las supersticiones van de la mano. Gracias a su movimiento elegante e inteligente, estos felinos han cautivado a los hombres. Han sido venerados como divinidades, perseguidos como demonios y asociados a un simbolismo rico y variopinto, a la vez positivo y negativo. Antes adorados, ahora mascotas, los gatos no dejarán de sorprendernos.
Consejos y trucos
Tanto en otoño como en primavera, es común que la caída del pelo del perro, conocida como muda, se intensifique. En otoño, el pelaje más ligero es reemplazado por un pelaje más denso, preparando al animal para las temperaturas más bajas.
Una de las preguntas más frecuentes que se hacen los dueños de gatos es: "¿Mis gatos están peleando o jugando?"
La diferencia entre un juego y una situación agresiva puede ser sutil, pero hay señales importantes que ayudan a entender si tu gato solo se está divirtiendo o si es el momento de intervenir para evitar una pelea.
El otoño es una estación mágica que trae consigo una explosión de colores, el frescor en el aire y nuevas experiencias para disfrutar con tu perro.
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